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jueves, 22 de agosto de 2013

HAY ALGUIEN EN MI CAMA

ATENDIENDO A LA CONSIGNA DE: HAY ALGUIEN EN MI CAMA, VEMOS DISTINTAS VISIONES DE UNA MISMA SITUACIÓN.
 Debemos tener en cuenta que se dieron 10 minutos para elaborar el tema.




Ejercicio Hay alguien en  mi cama
En esta situación el personaje es sordo.    



Después de tantos encuentros y que no ocurriera nada, esta vez podía decir: ¡Hay alguien en mi cama!
Era triste no poder escuchar, claro que lo era, pero la música que ponían sus besos y sus caricias al resbalar por mi cuerpo, eran como una tibia lluvia de verano.
Le pedí que pusiera un pañuelo cubriendo mis ojos. Ahora, además de mi falta de audición, también me faltaría la posibilidad de ver.
Sentí que algo muy frío se escurría por mi vientre y dibujaba mis relieves, derritiéndose, a la vez que algo tibio viajaba por mi cuerpo, bebiendo lo que se fundía. Me vi urgida de quitarme el pañuelo pero no quería perder la oportunidad de jugar con mi sordera.
Exclamé un grito que no pude contener, por supuesto que nunca sabré como se sentía. Él me quitó el pañuelo y pude ver su cara de asombro.
Me habló con las manos y me dijo: - ¿Ese fue tu orgasmo?
No –le dije- me pellizcaste un pezón.

Patricia Bertacchi.





Ejercicio Hay alguien en  mi cama
En esta situación el personaje es un gato. 




Me di cuenta que había llegado la tía Eulalia, pues solamente ella podría ser la causante de tantos sinsabores.
Yo, como gato de la casa, siempre estuve acostumbrado a dormir mi siesta en la cama de mis patrones.
Justo de 14 a 16 horas, el sol suele entrar por el gran ventanal y se queda adormecido
sobre la colcha del dormitorio. Yo me suelo acurrucar plácido al calor y quedar dormido, casi petrificado, luego del radioteatro.
Debería decir solía quedarme... pues esta podrida de Eulalia no tuvo mejor idea que la de venir de visita con su perro "Fausto" que no solamente me odia sino que, conoce mis horarios.
Eran las 13 horas. mas o menos cuando "Fausto" tomó posesión de mi lecho y por supuesto, hizo cambiar mis planes abruptamente.
¡ Maldita la tía Eulalia !
¡ Maldito el perro Fausto !
¡ Maldita la siesta perdida !
¡ Malditos los que odian la Paz de los gatos !

 José David.



martes, 25 de junio de 2013

Me rasgo como la tierra


Tierra tan solo. Tierra
Es lo que dejaste en mis manos
y en mis uñas al hundirse en tu lodo.

Apretado te tengo en mis puños de crema
impidiendo que te marches de mi vida.

Un puñado de dolor cala mi tierra
esa tierra herrumbre donde posaste tus besos
besos que dormirían para siempre
enroscados en mi cuerpo y enraizados en mi alma.

Huye tierra entre mis dedos
donde se pierden tus caricias encrespadas
trayendo la brisa nuestro perfume de jazmines y rosas
confundidos en algodones pardos.

Me rasgo como la tierra
sucumbiendo en la potencia de tu nervio
entregada a la bravura que ha nacido para amarte
aunque quemen mis lamentos en el cielo
y los gemidos se dibujen en el prado.


Aún así te he perdonado.
Aún así te sigo amando.



Patricia Bertacchi

sábado, 23 de marzo de 2013

Soltaré el vestido







Patricia Bertacchi Pepe
Paysandú
Mención de Honor - Categoría Poesía
Obra: Soltaré el vestido
35° Certamen Literario "Dr. Manini Ríos"
Asociación de Escritores del Interior - AEDI






  

Soltaré el vestido

 

Soltaré el vestido que volará mis curvas

gota a gota

acariciará mi cuerpo el agua tibia bendecida

mientras la espuma buscará desnudar

aún más

mi piel irreverente

abriendo infinitos poros

intranquilos y atormentados por recibirlo.


Me envolverá la suavidad

del esponjado blanco de un toallón colgado

se deslizará en mis torneadas piernas

arrullando mi sangre dispersa

como esas manos

que estallan mis sentidos

cuando me viajan

elevando al cielo regado de soles de ocasos

la necesidad de mi apetencia.


Mi cabello suelto

y encendido

y rubio ensortijado

perfumado de mimados jazmines

y tenues vainillas

darán un marco perfecto

a la ventana de mi evidente rostro

cuando ilumine mis labios

acariciados de “rose dévètu” para esa boca.


Vestiré de emulsiones y aceites mi cuerpo

darán la sensación de humectados pétalos de rosas

para esos labios

como perfumes

y esencias

y aromas

y tersuras

que no perderán el rastro cierto

de mi impaciente refugio.


El mejor encaje negro se estampará en mi piel

para esos ojos verdes

antes del vestido rojo de diseño lujurioso

que he dispuesto para este encuentro.

El cierre en la espalda

lo subiré sin detenerme y sin mirarlo

con la ansiedad de que caiga

en mis pies de una buena vez.


Unas gotas de mi peregrina fragancia

rosas blancas y de oriente

en cada lugar de los que visitará su olfato voluptuoso

calzaré stilettos

y de paso decidido, firme y aguerrido

iré a su encuentro

para no volver siendo la misma mujer.








 
Patricia Bertacchi