Responsable: Mónica Marchesky

Seguidores

jueves, 10 de agosto de 2017

JUEGO ELECTRÓNICO EN RED

Escritores Creativos Palacio Salvo 2017
Christian
Fernando
Lilian

¿Qué pasaría si un cocodrilo llamara a tu puerta pidiendo un poco de romero?

Ernesto y Mariano degustaban en su habitación un exquisito plato de fideos con tuco y papas. Sobre la mesa ratona también yacían dos vasos de vino tinto. En los parlantes conectados al computador sonaba una espectacular pieza de jazz. La habitación era humilde, al igual que los muchachos, quiénes se sintieron rechazados un día por aquellos que dijeron que ponerle papas al tuco era de pobre; en son de humillación carente de lógica alguna por parte de tan inferiores personas. Ellos, aparentando poseer una vida gloriosa, no repararon en que un día llegarían los cocodrilos del cielo, o quien sabe de donde. Ahora, mientras Mariano y Ernesto comen, el resto de las personas que un día los rechazaron son esclavos de los cocodrilos.

La razón de tan justo desenlace, se debe a que los reptiles, padecieron las dolencias y males de sus esclavos, por lo que estudiaron el ecosistema de todo el planeta, descubriendo que una planta llamada Romero posee propiedades medicinales, algo que los humanos siempre dejaron de lado, acudiendo a donde no debían. Daba la casualidad, que en la casa de Ernesto y Mariano había Romero, y después de la guerra contra los cocodrilos, ese lugar era el único yacimiento de la planta en el planeta. Llegaron pues los reptiles iguales a los de la tierra, pero bípedos, a la habitación de los muchachos, decididos a hacerlos sus esclavos y robarles el Romero, pero al ver que estaban comiendo fideos con tuco y papas, los perdonaron. 
Una noche, como todas, el cocodrilo golpeó la puerta, y ambos jóvenes lo invitaron a pasar.
  
El cocodrilo Alfa, entró y el exquisito perfume del romero lo embriagó al instante. Efectivamente, Ernesto y Mario disfrutaban de sendos platos de fideos acompañados de generosas porciones de papas, con lo cual, debían ser perdonados. En la mente de esos chicos, sin dudas, reinaba la más pura moral, la ética eternamente virginal. El enorme reptiloide tardó en aceptar este hecho y tuvo que remontarse hasta su más temprana infancia para recordar a Gesius, el único humano que le brindó desde el comienzo, su amistad incondicional.
Sin mediar palabra, el cocodrilo tomó un vaso de la estantería cercana, llenándolo con el vino que restaba. Encendió su pipa, se sentó del otro lado de la mesa ratona y comenzó su discurso:
"He venido con la idea primaria de someterlos a nuestros deseos. Como sabéis, vuestro pueblo ha sido esclavizado al caer derrotado en la Gran Guerra Final, en la cual además se ha derramado mucha sangre. El resultado es justo, ustedes han degradado nuestro hábitat, como nunca nadie lo ha hecho. Han contaminado ríos, mares y océanos en nombre del progreso. Han derretido enormes glaciares, provocando la desaparición de cientos de especies. Han provocado sequías, desertización, que han causado la agonía hasta de sus propios congéneres.
No han escuchado el canto de los pájaros, ni se han puesto a pensar en las bondades que nos brinda la Naturaleza. Por el contrario, han contribuido a la aceleración de la extinción de todo tipo de belleza genuina y primigenia, adelantándose cuan falsos dioses, a miles de milenios de evolución.
En su infinita estupidez, han sido ciegos a las cosas más simples y sencillas de ver. Provocaron con sus experimentos, nuestras mutaciones, sin saber, que en ellas venían las claves de una inteligencia superior. Hoy y debido a sus errores, los grandes cultivos de romero, nos pertenecen. Nunca imaginaron que la medicina natural, era el futuro de la ahora obsoleta medicina humana tradicional, sintética, inútil y sobrevalorada por ustedes, solamente. Ahora sus vidas dependen de nuestras dosis diarias de romero. Se las administramos solamente para prolongar vuestra agonía, para que sean nuestros eternos esclavos. Sin embargo, noto vuestra nobleza, en el tipo de alimentos que consumen, impensable de verlos en la mesa de espurios comensales. Hoy, como jefe Alfa, solicitaré ante el Gran Tribunal, que sean absueltos. Nada más les pediré que entreguen su cuota escondida de romero, que los ha mantenido con vida. Ya no les será necesaria, y nosotros sabremos multiplicar por mil, sus múltiples beneficios. A cambio, tendrán su ración diaria de papas, a combinar con otros alimentos que se adapten a sus gustos. Tampoco les faltará la exquisita bebida que tanto les gusta, obtenida ahora a partir de la sangre de aquellos que alguna vez fueran sus hermanos “

Una profunda arcada salió de las entrañas de los jóvenes. No era entonces el exquisito vino tinto de su amada tierra, donde los viñedos estaban por doquier, a igual que ahora el romero. Corrieron a tirar el contenido de los vasos por la pileta del baño. Entre tanto el cocodrilo Alfa se retiró.
- ¿Qué vamos a beber ahora, además del agua del pozo? -dijo Ernesto.
-No te preocupes! -respondió Mariano irritado- lo más importante es que el Alfa traiga la noticia de que nos absuelven.
-Es cierto -aseveró Ernesto- cuyo rostro se ensombreció. Sabía muy bien lo que significaba la esclavitud con éstos bípedos. Por su mente pasaron imágenes horrorosas: los campos de cultivo de romero donde trabajaban de sol a sol mujeres y niños, los grandes galpones de fabricación de armas donde laboraban los hombres jóvenes y lo más terrible de todo, la selección de humanos aptos para sus objetivos. Cuando volvió a la realidad, Ernesto repetía sin cesar: ¡es cierto, es cierto!

Cómo todas las noches el cocodrilo Alfa llegó a casa de los jóvenes y expresó con beneplácito estas palabras: El Gran Tribunal se ha pronunciado frente a mi solicitud, por la absolución de la esclavitud de vosotros, en agradecimiento a que ustedes nos han provisto de romero y en honor a Gesius por su amistad con nuestra raza. Sin embargo han agregado la siguiente cláusula: "En virtud de que en el terreno de su casa ya no queda romero, pues nos lo han entregado todo, pasarán a trabajar en la preparación de los medicamentos a base de esta noble planta y tendrán asegurada su alimentación diaria a base de los honorables fideos y papas con tuco. También el vino tinto".
Ante la mirada incrédula del Alfa, una profunda arcada salió de las entrañas de Ernesto y Mariano.
   




No hay comentarios:

Publicar un comentario